La participación de ANEFA en las políticas de la ahora denominada Economía Circular viene de antiguo. En el año 1996 se creaba el Comité de Árido Reciclado con el objeto de promover entre los empresarios del sector la participación en actividades en aquel momento emergentes como era de la fabricación del árido reciclado obtenido como resultado del tratamiento de Residuos de Construcción y Demolición. Cabe recordar que el flujo de residuos de Construcción y Demolición constituye la tercera parte del total de residuos generados en Europa, y la aplicación de criterios como los descritos por la Directiva Marco de Residuos de 2008, respecto a las opciones prioritarias de gestión ya dejaba entrever lo que años más tarde se materializaría con el concepto de Economía Circular gracias a los paquetes de iniciativas lanzados desde la Unión Europea. Prueba de ello es la participación en el Protocolo Europeo de Gestión de Residuos de Construcción y Demolición, en el Plan Estatal Marco de Residuos, en la redacción de los Planes de Gestión de Residuos de las diferentes administraciones autonómicas o en los diferentes grupos de trabajo convocados para trabajar en órdenes técnicas que doten de confianza al árido reciclado, creando nuevos mercados para estas materias primas secundarias e impulsando diferentes mecansimos de fomento de su uso mediante la aplicación de políticas de compra verde.

Formar parte del ciclo de gestión de RCD es lo normal en los países avanzados de Europa, completando así la red de centros de gestión para tratar RCDs o escorias, producir áridos de calidad y valorizando mediante la rehabilitación del hueco minero los RCD no valorizables de otra forma. El sector de los áridos lleva décadas aportando su experiencia en la fabricación de áridos, tanto naturales, como reciclados o artificiales para el cumplimiento exhaustivo de las prescripciones técnicas de las aplicaciones a las que se destina. La implementación en las políticas estratégicas del sector minero de acciones destinadas al incremento de la eficiencia de los procesos productivos y a la optimización de los recursos naturales utilizados en su proceso de fabricación no es una meta, sino un camino que en la actualidad ya están recorriendo las empresas mineras como única vía de continuidad en una sociedad cada vez más exigente en el cuidado de los aspectos ambientales.