
La reunión puso de manifiesto los avances y desafíos que marcan la hoja de ruta del sector extractivo en España, con especial atención a la modernización normativa, la transición ecológica y la eficiencia administrativa. A su vez, también se profundizó en una serie de medidas y reflexiones orientadas a fortalecer la competitividad del sector sin perder de vista la sostenibilidad ambiental y la seguridad jurídica.
Por otro lado, también se destacaron los esfuerzos de la organización por adaptar los procedimientos administrativos a la nueva realidad regulatoria, en línea con las directrices europeas sobre materias primas críticas y economía circular. A su vez, se subrayó la necesidad de simplificar los trámites y acortar los plazos de resolución, promoviendo una mayor coordinación entre las administraciones y el sector privado. Esta modernización se concibe en el sector como un paso esencial para garantizar la agilidad de los proyectos y favorecer la inversión en tecnologías más limpias y eficientes.
Otro de los ejes fundamentales de la asamblea fue la renovación y reconocimiento conjunto de la importancia de la apuesta de los áridos por una minería responsable, en la que la sostenibilidad ambiental se sitúa en el centro de las decisiones estratégicas. De esta manera, se analizaron las oportunidades que ofrecen las nuevas herramientas de digitalización, la monitorización ambiental y la restauración progresiva de explotaciones, así como su papel en la mejora de la transparencia y la trazabilidad de los materiales. En este contexto, se hizo especial hincapié en el valor de la planificación a largo plazo y en la cooperación entre los agentes implicados —administraciones, empresas, asociaciones y centros de investigación— para afrontar los retos de la transición ecológica.
Asimismo, se resaltó la importancia de la formación técnica y la sensibilización social, factores clave para consolidar una imagen moderna, innovadora y comprometida del sector. Se insistió en la necesidad de seguir impulsando programas de capacitación, divulgación y comunicación que acerquen la realidad minera a la ciudadanía, poniendo en valor su contribución al desarrollo económico y territorial.
Finalmente, se concluyó con un planteamiento que recogió la visión de futuro en la que la minería española se proyecta como un referente europeo en materia de sostenibilidad, digitalización y responsabilidad social. El sector reivindicó también la cooperación público-privada como motor del cambio, subrayando que solo mediante un enfoque conjunto y coordinado será posible avanzar hacia una gestión más eficiente, transparente y resiliente del territorio y sus recursos naturales.